El entusiasmo por los bonos sostenibles provoca preocupaciones

Según Moody’s, el crecimiento de los bonos «GSSS» (es decir, verdes, sociales, sostenibles y vinculados con la sostenibilidad) fue de casi el 64% el año pasado, cuando las emisiones alcanzaron algo menos de 1.000 millones de dólares. En medio del endurecimiento de las condiciones monetarias, pocos esperarían que ese ritmo de expansión se repitiera este año, pero Moody’s predice un crecimiento todavía desenfrenado del 36%, lo que llevaría la emisión total a 1,35 billones de dólares. Esto daría a los bonos del GSSS una cuota del 15% del mercado mundial de bonos, más del doble de la cifra de hace dos años.

Sin embargo, hay muchas complicaciones que afectan a este joven mercado. Una de ellas es la evaluación: en ausencia de definiciones autorizadas y generalmente aceptadas de lo que se considera verde o sostenible, la preocupación por el greenwashing podría limitar el entusiasmo de algunos inversores por el mercado.

Luego están las preocupaciones que rodean a la clase de activos de GSSS de más rápido crecimiento: los bonos vinculados a la sostenibilidad, o SLB. Mientras que los bonos verdes o de sostenibilidad destinan sus ingresos a proyectos específicos, las condiciones de los SLB están vinculadas a la consecución de objetivos de sostenibilidad más amplios por parte de una empresa, como la reducción de las emisiones de carbono.

La emisión de SLB se multiplicó por diez hasta alcanzar los 90.000 millones de dólares el año pasado, según Moody’s, pero la agencia de calificación también advierte de un viento en contra este año por el creciente escrutinio de las normas en este ámbito. La mayor preocupación se centra en las sanciones mínimas para los emisores que no cumplen sus objetivos. Sin embargo, estas preocupaciones aún no han frenado el crecimiento rampante del mercado de GSSS, ya que los inversores siguen estando dispuestos a aceptar tipos de interés más bajos para estos bonos en comparación con la deuda convencional.